En el comienzo de la crisis sanitaria, se produjeron algunas situaciones potencialmente preocupantes que amenazaron con romper el equilibrio social. Uno de los momentos más delicados tuvo lugar cuando millones de ciudadanos acudieron a los supermercados en busca de abastecimiento para el inminente confinamiento. Muchos estantes quedaron vacíos de alimentos como si de una película apocalíptica se tratara. El escenario era inédito en tiempo reciente y no muy tranquilizador.
Sin embargo, aquella tesitura no duró mucho y quedó como algo anecdótico: tiendas y mercados repusieron rápidamente el género y, al margen de las dificultades, nunca faltó comida para la población. ¿Por qué, a pesar de los problemas y obstáculos, en ningún momento hubo carestía? ¿Cómo se pudo dar una respuesta tan eficiente ante un reto tan mayúsculo? La explicación hay que buscarla en la solidez del sector agroalimentario español, según el último informe de CaixaBank Research.